Por La Fare.
El doctor Ernesto Ávila, tiene un aspecto bonachón, un andar y decir despreocupado, en pocas palabras cae bien, y parece gente decente, esa es la primera impresión. Pero en política no es la primera impresión la que cuenta sino la última…y el doctor Ávila está dando mucho de que pensar sobre la buena primera impresión.
La primera vez que llamó la atención sobre sus prendas morales el todavía medio bonachón doctor Ávila, fue cuando se adjudicó un bono de fin de año, a tres meses de iniciada la administración, por más de cien mil pesos. Jugando al inocentón dijo que se había “dejado llevar”, la explicación aunque guanga, pegó. Este bono llevaba varios años de otorgarse a los primeros y segundos niveles de la Secretaría de Salud y bueno, pues era explicable decir: “¡A que mi doc, lo sorprendieron!, pero él es limpio y puro”.
Eso de la primera impresión todavía funcionó, aunque hemos tenido casos de primeras impresiones que han resultado funestas al término del sexenio y también otras, que han empezado con malos augurios y terminan bien o más o menos bien.
En el primer caso esta César Duarte, quien recién entrado como gobernador, era un simpático y saludador gordito que sonreía con facilidadn, y ahora sabemos que desde el primer día inició un saque sistemática del erario estatal. Caso contrario el de Fernando Baeza Meléndez, quien asumió la gubernatura con un valla de soldados, tras una elección plagadas de irregularidades y que aún en el imaginario colectivo es considerado un fraude electoral, es mejor recordado.
Pero volvamos a la primera impresión del hombre inteligente y decente con la que llegó al gabinete de Javier Corral, el doctor Ernesto Ávila. El bono de fin de año medio lo raspó, pero no fue tan grave, ya que voz y cara de inocencia simplemente dijo: “Me deje llevar”.
Ahora con la adjudicación directa a la farmacia “Egro”, no será suficiente voz y cara de inocente, hay irregularidades muy graves en la adjudicación: simple y llanamente es ilegal. Efectivamente se realizó una primera licitación pública, misma que fue declarada desierta, pero la ley marca una segunda licitación y la adjudicación a Egro se hizo antes de la segunda licitación que tramposamente se realizó posteriormente.
Es claro que la secretaria de la Función Pública, Stefany Olmos, tendrá que darse tiempo para investigar las posibles corruptelas de la actual administración dentro de sus largas jornadas con los Expedientes X.
Es claro que el gobernador Javier Corral tendrá que actuar en consecuencia con su discurso de que: “En mi gobierno al ineficiente lo voy a correr, pero al que le meta la mano al cajón, lo voy a consignar”… esperemos la investigación de la Secretaría de la Función Pública, para que se deslinden responsabilidades e igualmente estaremos atentos a que el gobernador cumpla su dicho de campaña